Este domingo hemos corrido Marta y yo esta carrera.Es la tercera vez consecutiva que la corro y Marta la segunda.Es una carrera mixta,media parte asfalto y otra media barro que se disputa en Leganes,mi pueblo y el de mi hija.
Siempre que no me lo impidan causas de fuerza mayor volvere a ir,aunque deje de correr en un futuro siempre volvere.No creo que nunca la haga a tope pensando en marca,no me apetece,me gusta fijarme en todos los detalles y escuchar los divertidos comentarios de los voluntarios y corredores,aunque año tras años algunos suelen repetirse.
Este año ya ha sido la repera,un fuerte aguacero nos daba la bienvenida en la recogida de dorsales para convertirse en una nevada expectacular con unos copos de nieve como nunca los habia visto antes.
Adrian,mi peque,le encanta como me imagino que a todos los niños,chapotear y pisar todos los charcos,pues esta misma sensacion tuvimos nosotros en carrera,que gozada pisar inmensos charcos y barrizales sin importarnos el mancharnos y con la seguridad de que ningun mayor nos iba a recriminar o regañar por ello.
La imagen del lago de Butarque recibiendo la intensa nevada la intentare tenerla siempre retenida en mi retina,como bien dice el amigo Jorge (pardillete) son imagenes que hay que dejarlas grabadas a fuego.
Lo de los voluntarios de esta carrera es harina de otro costal,no paran de animar,de bromear,de ayudar,de...,cualquier cosa que se diga de ellos se queda corta.Hoy pensando en como poder agradecerselo he pensado que ya que ellos no pueden correr sú carrera,seria un bonito gesto algun año sustituirles nosotros.Yo seria el primer voluntario en cambiarme por uno de ellos para que pueda correr "su carrera",seria la mejor forma de agradecerles su dedicación durante estos años.
Y para terminar,como no se me da bien plasmar y reproducir todo lo que vivi el domingo,me voy a tomar la libertad de poner sin su permiso la cronica de mi amigo Jorge que me ha encantado,lo siento Jorge,no he podido evitarlo.
Saludos.
Buenos días, buenas gentes.
Lo siento, hoy toca ladrillo (sin acritud ). La carrera de ayer dió para esto y mucho más. Así que aquí va el cronicón.
Después de un viaje en coche a Leganés sin más interés que una lluvia machacona y persistente, aparco sobre las nueve de la mañana y me voy a por el dorsal bajo el aguacero. Con la astucia que me caracteriza, no me he traído ni un mal paraguas, así que con un chubasquero y un gorro supuestamente impermeable (que a los dos minutos hacia agua lastimosamente ), camino hasta la zona de salida. Recojo el dorsal, este año los puestos de los dorsales y chips están en el parque, así que hay que meter los pies en el fango por primera vez en el día (no será la última). Bonito capicúa, el 898. Me voy al Kiosco-cafetería, y allí medio a cubierto me pongo el chip y el dorsal. Escucho los ruegos de los corredores: “a ver si deja de llover para la carrera”. Mira por dónde, por una vez los ruegos serían escuchados . Como queda mucho tiempo hasta la salida (10:30), decido ir a meterme al coche, donde estoy calentito oyendo música hasta las 10:10 más o menos. Ya me había dado cuenta, mirando el parabrisas, de que las gotas de lluvia empezaban a ser un poco “granuladas”, y efectivamente: cuando salgo del coche, con 2º de temperatura, está cayendo aguanieve . Esto mejora por momentos. Ya voy vestido de batalla, mallas piratas, camiseta de manga larga sobre una de manga corta, guantes, gorra y braga (bueno, y calzoncillos también ). Me acerco trotando a la zona del guardarropa para ir calentando (o más bien para no helarme), a ver si veo a algún paquetillo. A quien veo es al gran Jose Félix, inconfundible con sus gafas y su camiseta “albiceleste”. Me presento, me saluda alegremente, charlamos un rato y nos deseamos suerte. Al rato me encuentro a Jordan (en pantaloncillo corto, esto es un hombre y no como yo), acompañado de Marta, decidida a correr contra viento y marea (y lluvia, y frío, y nieve, y…). A pesar de que anunciaron un retraso en la salida de 15 minutos, pasan pocos minutos de las 10:30 y ya está todo el mundo en la línea de salida. Y los ruegos de los corredores han sido escuchados: ha dejado de llover. En su lugar cae una nevada del copón, y digo copón por el tamaño descomunal de los copos de nieve. Alucinante. A pesar de todo, miro a mi alrededor y no veo a nadie quejarse, al contrario, veo en la mirada de los corredores ese brillo especial del que está deseando ponerse en marcha, porque intuye que la carrera nos va a regalar uno de esos raros momentos de felicidad que nos tienen enganchados a esta locura.
Al fin en marcha, primeras zancadas, que voy compartiendo con Jordan y Marta. Ellos van a ir despacito, y como mi idea en principio es no forzar, pues voy a su lado, charlando tranquilamente, mientras la nevada arrecia sobre nuestras cabezas. Al poco rato dejaré su compañía, buscando un ritmo un poco más rápido. En cuanto dejamos el asfalto y nos metemos en el parque del V Centenario, empieza el chapoteo sobre los charcos y el barro. El ambiente entre los corredores es magnífico, todo el mundo hace bromas, comentarios, estamos disfrutando como niños a pesar de todo (o quizá gracias a ello). No tenemos más público que los voluntarios, nunca podré escribir un GRACIAS suficientemente grande para todos ellos, soportando estoicamente el frío y la nieve para marcarnos el camino, avisarnos de posibles peligros, y siempre con una palabra de ánimo en la boca . Al pasar al lado de uno de ellos, le grito “¡Olé tus huevos!” y me contesta “Los huevos ya no los siento, me estoy quedando pajarito”. Otro nos grita “¡Sóis unos valientes!”, siendo contestado por un corredor “Si, valientes, ¡valientes gilipollas!”, lo que provoca una oleada de risas entre nosotros (de verdad, no estamos bien ). De vez en cuando sacudo los brazos para dejar caer la nieve que se queda pegada a ellos, la que está cayendo. Bajamos hacia el lago de Butarque, el camino es un fangal, me estoy llenando de barro de pies a cabeza, menos mal que de vez en cuando hay charcos en los que meto la pata hasta el tobillo y limpio un tanto las zapatillas de su fangoso lastre. Llego al avituallamiento, cojo la botella pero apenas tomo un par de sorbos, a fin de cuentas llevo comiendo nieve todo el tiempo y no tengo mucha sed. Y es que la nevada es copiosísima, cuando pasamos junto al lago, la estampa es preciosa, la nieve empieza a cuajar sobre la hierba y los árboles, mientras el cielo sigue deshaciéndose en jirones de cristal. Que lástima no tener una cámara, aunque soy consciente de que estas imágenes se me están quedando grabadas a fuego (o más bien a hielo) en la memoria. Veo un punto kilométrico, el 7, miro mi reloj (por primera vez desde la salida), 37 minutos y pico, me da igual, esta carrera es para disfrutar, no para correr. Seguimos chapoteando por el barro, nos acercamos al punto culminante de la carrera, la cuesta del cementerio. La estampa, con la nieve medio cuajada sobre el campo, el barro, la ventisca, y el interminable rosario de corredores subiendo cada cual según sus fuerzas la cuesta, es irrepetible. Y aquí estoy yo, subiendo esta dura pendiente, empapado, helado, lleno de barro, comiendo nieve, pienso en los que estarán calentitos en casa, viendo a Nadal con un humeante café en las manos, y no me cambiaría por ellos. Me siento feliz, más de lo que puedo acertar a expresar, más de lo que nadie que no se calce unas zapatillas puede llegar a entender.
Corono la cuesta, ayudado una vez más por los ánimos y las palmadas en la espalda de unos voluntarios que son los que ayer deberían haber subido al podium. En lo más alto del cajón, por supuesto. Voy cansado, a fin de cuentas solo llevo dos semanas trotando tras mi papiloma, y mi rodaje más largo apenas llegó a cincuenta minutos. Pero esto está hecho. Un año más, llego al parque de la Fuente de la Chopera, y paso bajo esa pancarta de “Bienvenidos, atletas”, que espero me vea pasar muchos años. Últimos metros, la vuelta “de honor” al parque bajo una nevada que no remite, y cruzo la meta. El tiempo, 58:26, es lo de menos. Me cuesta horrores quitarme el chip con los dedos entumecidos por el frío, y eso que hay voluntarios (otro detalle de la organización) que ayudan a hacerlo a los que físicamente no pueden por sí mismos. Recojo la bolsa, una botella de isotónico, y pienso en quedarme un rato a ver si llegan Jordan y Marta, pero empiezo a quedarme literalmente congelado por momentos, así que troto hasta el coche, donde a pesar de la calefacción y de ponerme ropa seca estaré un buen rato tiritando hasta entrar en calor. Durante mucho tiempo, cierro los ojos y solo veo charcos, barro, y nieve. Cuando finalmente llegue a casa, me duche, y vuelva a parecer una persona normal, no podré borrar una sonrisa de orgullo, de satisfacción, de qué se yo… de saber que hoy se han corrido las Dos Leguas Fuente de la Chopera, y yo he estado allí .
7 comentarios:
Felicidades a los tres. a Marta por su constancia, que sigue ahí dandole poquito a poco, pero sin pausa. Tiene mucho mérito. A Jorge por su cronicón, y a tí por ser el intermediario jajaja...
Un abrazo chicolasbateriasvinícola
Enhorabuena por esa carrera, sobre todo por el acompañamiento. Yo no consigo aficionar del todo a mis chicas, y el niño está por ver cuando sea adolescente si sigue con ello.
Pocas cosas más divertidas que chapotear en el barro sin presión de marcas ni demás agobios, ¿verdad?.
Saludos. ;-)
Pero tú tienes un morro que te lo pisas...
Coño, las crónicas las hace uno, no las copia de los demás...
Me has emocionado con "tu" crónica jodio, felicita a Marta de mi parte, yo ya he conseguido que Paloma salga tres días, cuando se quiera dar cuenta ya tiene manager :-)
Darth
¿Alguien sabe el telefono de la SGAE?
Pedro no hagas caso a esta gente y copia lo que te salga de... :oD
Por la presente doy permiso al Sr. Jordan a publicar esta y futuras crónicas, previo pago de los correspondientes Royalties (cañita de cerveza y su correspondiente tapa) ;-)
Y como bien dices, el año que viene... volveremos.
Salu2.
Jorge.
FUE BREVE EL ENCUENTRO... PERO TE VIMOS. POR CIERTO VAYA KILOMETRADA KE TE HACES A LA SEMANA. UFFFFF. ASI TUS MARCAS, YA TE DIGO?
HASTA LA PROXIMA, Y CON TIEMPO PARA PODER HABLAR.
SALUDOS.
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